sábado, 10 de septiembre de 2011

VERANO 2011 “DIOS HA DERRAMADO SU GRACIA A TORRENTES”




Quizá para algunos no tenga ningún significado el nombre del pueblo salmantino de “Alba de Tormes”, tal vez haya quienes lo asocien con la zona de dicha provincia que baña el río Tormes y probablemente haya quienes no sepan de su existencia.

Pero para un número importante de jóvenes de nuestro pueblo tiene un gran significado y representa mucho en sus vidas: es el pueblo donde murió y está enterrada Santa Teresa de Jesús y el pueblo donde, desde hace varios años, se celebra el campamento para jóvenes de nuestra Parroquia.

Y así se ha hecho este verano; una vez más Cristo ha querido convocar no sólo a un grupo de jóvenes con sus monitores y Sacerdote, sino también a un Diácono, tres cocineras y varios matrimonios y familias que han hecho con su presencia que este sea un año especial.

Pero ¿qué es en definitiva “Alba de Tormes”?

- Una convivencia intensa con los demás: en juegos, comidas, piscina, veladas, tiempo libre…

- Un encuentro con uno mismo.

- Un compartir la fe con los demás: en charlas, puestas en común, comentario de inquietudes en la reunión por grupos.

- Un sentir la presencia de Santa Teresa de Jesús en la celebración de la Eucaristía junto a su sepulcro, en la que nos acompañó D. Fernando.

- Pero ante todo… un encuentro personal y cara a cara con Cristo: en la Oración y Eucaristía.

Para muchos ha sido el primer “Alba de Tormes”; otros ya habíamos estado otros años, pero para Dios todos estábamos en la misma situación, porque cada convivencia es un regalo único y especial que Él desea dar a cada joven. Durante los cinco días de convivencia, Cristo se ha manifestado y ha llegado al corazón de cada uno; y es que una vez más, Dios ha demostrado que, por encima de nuestros planes están los suyos y que lo único que tenemos que hacer es dejarnos llevar, como han ido haciendo todos los jóvenes que, tocados por la Gracia Divina en Alba de Tormes, se han incorporado de manera activa y comprometida en todo lo que han supuesto los…

DÍAS EN LA DIÓCESIS DE LA JMJ

Y es que, lo que se venía anunciando desde hacía varios meses y que parecía poco menos que utópico, ha sido una realidad… jóvenes procedentes de Brasil, Polonia y Venezuela, han formado parte de nuestra Parroquia durante cinco días.

Durante todo el curso pastoral se ha trabajado desde la Parroquia en todo el tema de logística: comidas, acogida, actos, autobuses… cosas en las que mucha gente se ha involucrado de manera desinteresada, y todo con el deseo de hacer una estancia agradable y una acogida lo más familiar posible.

Todas estas son cosas que se planifican desde lo práctico pero que no pueden resultar bien si en ellas no se pone el corazón y la caridad cristiana,… ¡y desde ahí se preparó todo!; lo que no sabíamos es que el corazón se pudiera abrir hasta límites insospechados; no sólo para dar sino también para recibir, porque si tuviéramos que contabilizar todo la balanza se inclinaría descaradamente hacia nosotros, porque los cristianos yebenosos hemos salido ganando con creces.

En la tarde del día 10 de agosto llegaba el grupo de Brasil, y al día siguiente se incorporaron los polacos y venezolanos. Desde el momento en que el primer autobús llegó a nuestro pueblo hemos vivido una aventura impresionante en la que hemos podido compartir costumbres, tradiciones, conocer distintas culturas, pero ante todo… compartir y vivir una misma fe en Cristo, como se demostró en cada una de las Eucaristías, Rosario de Antorchas y Vigilia de Oración.

Ha sido verdaderamente impresionante vivir estos días que han calado no sólo en los jóvenes, sino que han sido un verdadero testimonio de fe que ha ayudado a tantos feligreses de la Parroquia que se han mostrado ilusionados y que han participado y colaborado en cada uno de los actos.

Todas estas son cosas que no se pueden explicar ni contar porque hay que vivirlas y, como decía Chesterton: “La religión solo se puede entender religiosamente”, es decir, a quien tiene fe no hay que darle explicaciones, y a quien no la tiene todas las explicaciones del mundo serían insuficientes para hacerle entender, pues la fe no se entiende, se profesa y se siente.

Han sido muchas las personas que han estado implicadas en estos días, acogiendo en familia, preparando bocadillos o desayunos, preparando actividades, contribuyendo económicamente, y lo más importante: rezando por todos los jóvenes que han participado en estas Jornadas y por los frutos de las mismas.

Sería estupendo poder recoger el testimonio de cada una de las personas que han tenido experiencia cercana, pero ante la imposibilidad que supone, nos hemos puesto en contacto con algunas de ellas que nos han dado su testimonio:

- Jesús Hormigos y Ana Isabel Morón nos comentan: “Difícil de resumir en unas pocas líneas lo vivido estos días de acogida de dos peregrinas polacas en nuestro caso, y las emociones vividas con la JMJ. Es natural la incertidumbre inicial tanto de los que acogemos, con las personas que pueden venir, y del mismo modo, los visitantes, con el tipo de familia que se puedan encontrar. Nosotros éramos primerizos en este tipo de evento y estábamos deseosos de que llegara, tanto nosotros como nuestras hijas, y tengo que decir que la experiencia no ha podido ser mejor, nos han dejado más de lo que les hemos dado: la sencillez, educación, el agradecimiento que continuamente mostraban por las atenciones que recibían, y que hacíamos con todo el cariño y el gusto del mundo y que además este cariño era devuelto multiplicado por ellas. Como muestra, la imagen del día de la despedida: mis hijas y mi mujer a modo particular y en general, todo el mundo llorando, incluso hombres de pelo en pecho, secándose las lagrimas, dice mucho de lo vivido, y como le comentaba a otro padre de familia ese día: “si hubiéramos podido estar conviviendo más tiempo con ellos estos días, esta despedida hubiera sido un drama”.

Cómo explicar que yendo por Madrid a los dos días, buscaba banderas polacas a ver si las veíamos, o en la inmensa multitud de los actos finales en Cuatro Vientos, hacer lo mismo.

En fin, en pocas palabras, una experiencia gratificante y muy enriquecedora y con un sentimiento agridulce, la alegría de haberlas conocido y la pena de probablemente no volverlas a ver.”

- Inmaculada Pérez, preparó bocadillos y resume así su experiencia: “Me ofrecí porque quería colaborar de alguna manera tanto con los jóvenes como con el Papa. Me he sentido muy bien porque estaba muy bien organizado, pero sobre todo me llenaba la reacción de los chicos cuando llegábamos a dejar los bocadillos: nos recibían, nos daban la bienvenida y no paraban de agradecernos… ha sido una experiencia muy bonita y me alegro mucho de haber participado

Daniela Martín y Leandra Serrano subían cada mañana a los Salones Parroquiales para preparar el desayuno a los chicos que dormían allí. Daniela nos dice que “Me ofrecí por colaborar y ha sido una experiencia muy buena: han sido muy educados y cariñosos, en el momento de la despedida no paraban de darme besos. Espero que todo esto fructifique”. Leandra comenta que “yo quería ayudar de alguna manera y he estado muy contenta, nos han dado mucho cariño… cada mañana al llegar nos saludaban, nos daban un beso y siempre muy agradables y agradecidos

- Cecilia Martín-Tadeo López-Rey es una joven de 16 años que nos cuenta así su experiencia: “Antes de que llegara la JMJ, mis compañeras del coro me decían que fuera, pero yo no quería ir. Al irnos a la convivencia de Alba de Tormes me metí más de lleno en la preparación de la JMJ en el pueblo y fue entonces cuando me quise ir Madrid pero ya no había plaza, entonces me uní a la JMJ de aquí.


La JMJ celebrada aquí en Los Yébenes ha sido una experiencia inigualable porque hemos conocido gente de otros países y sus culturas, hemos hecho una amistad con ellos, que esperemos que dure mucho, y sobre todo me he acercado un poco más a Dios, aunque no he cambiado mucho, me gustaría cambiar a mejor y poder ir a la siguiente JMJ que se celebrará en Brasil

- D. Fernando, nuestro Párroco, también nos ha dado su testimonio que mismo ha llamado: DÍAS DE BENDICIONES:

La verdad es que hemos vivido en nuestra Parroquia días de bendiciones muy especiales, con motivo de la JMJ y los días previos. La convivencia con los jóvenes y sacerdotes polacos, brasileños y venezolanos, ha sido de una riqueza humana y espiritual muy notable. Los feligreses de nuestra Parroquia se han volcado en mil gestos y detalles para acoger a estos hermanos nuestros; pero ellos nos han dado también un testimonio fabuloso de fe y de vivencia cristiana. Todo ha sido muy enriquecedor para todos.


Así ha sido, y los feligreses que han participado más directamente acogiendo a peregrinos en sus casas, preparando las bolsas con los bocadillos, preparando los desayunos en los Salones o participando en las actividades, confirman esto que estoy diciendo, que han sido unos días preciosos, llenos de bendiciones de parte de Dios para con todos.


A mí personalmente, además de la convivencia de unos y otros en un ambiente de fe y de verdadera caridad fraterna, me han impresionado mucho las celebraciones litúrgicas. Las Misas celebradas en los diversos idiomas, la Vigilia de Oración con tanta riqueza de colorido y de cánticos, además de silencios, y el mismo Rosario de Antorchas con la imagen de la Virgen de Finibusterre… todo ello me ha impresionado mucho como expresión de una misma fe vivida por unos y otros en diversos idiomas y manifestaciones. Me ha confirmado, una vez más, la belleza de la Iglesia Católica.


Ya en Madrid, en la tempestuosa Vigilia de Oración y la Misa en Cuatro Vientos, me ha impresionado también esto mismo. La multitud inmensa de jóvenes de todo el mundo celebrando la misma fe con la misma alegría y esperanza, bajo banderas de países de todos los continentes y en una diversidad inmensa de lenguas. Como detalle diré que vi una bandera israelí y, a pocos metros, otra bandera palestina. Eso es hermoso y emocionante, además de ser muy esperanzador. Y todo en torno al Papa, al sucesor de Pedro, que tiene el oficio de confirmar a sus hermanos en la misma y única fe de la Iglesia de Jesucristo


En esta juventud, con estos ideales, con este espíritu de sacrificio, de unidad, de caridad y de alegría, sí se puede esperar para construir un futuro mejor para la toda la humanidad. Demos gracias a Dios y trabajemos con ellos

Testimonios bonitos, sinceros y reales, como lo es el que nos ha enviado uno de los 27 jóvenes yebenosos que han vivido los seis días de la JMJ en Madrid.

DESDE LOS YÉBENES A LA JMJ (Por Alberto Pavón Valiente)

Como todos sabréis, la Jornada Mundial de la Juventud 2011 se ha celebrado en Madrid. Durante estos días, cerca de 30 peregrinos de nuestro pueblo hemos podido disfrutar de esta gran fiesta de la fe. Mediante este artículo quiero reflejar la experiencia tan grata que hemos vivido.

Todo empezó un 10 de Agosto con la llegada a nuestro pueblo de los primeros peregrinos extranjeros para dar comienzo a los Días en la Diocesis. Durante estos días, hemos podido disfrutar de la compañía de nuestros hermanos brasileños, venezolanos y polacos con los que tan grandes momentos hemos compartido. El principio de estos días era una gran incertidumbre, sobre todo en el ámbito de la comunicación, dado que hablábamos distintas lenguas, pero gracias a Dios, Él nos ató todos esos cabos que se nos pudieron quedar un poco sueltos para que todo lo que habíamos preparado saliera a pedir de boca. Fueron unos días entrañables para todos, tanto para los residentes como para los peregrinos extranjeros. Para mí personalmente hay algo que jamás podré olvidar de ellos, la amistad que siempre nos va a unir.

Y con esto llegamos, tras una visita a Orgaz y otra a Toledo, al día 15 de Agosto. Tras la misa de envío celebrada por D. Fernando y un convite en los salones del Cristo, nos subimos a los autobuses que nos llevarían a Toledo, donde pasaríamos la noche del lunes, dejando tras nosotros un mar de lágrimas de todos aquellos que no habían podido venir por edad o por motivos de trabajo. La Academia de Infantería se convirtió en nuestra casa por una noche ya en la capital. Por la tarde, tuvimos la misa de envió con nuestro Arzobispo D. Braulio y posteriormente pudimos disfrutar de un gran concierto. Ya por la mañana, tras el desayuno y la catequesis matinal, nos subimos en un autobús que nos llevó hasta Madrid y de esta manera dar comienzo a la verdadera JMJ.

Nuestra residencia se localizó en el barrio madrileño de Aluche. El principio fue un poco dubitativo, sobre todo por el calor y la falta de información acerca de lo que íbamos a hacer a lo largo de todos esos días. Ya por la tarde, nos dirigimos a Cibeles para presenciar la misa de acogida dirigida por Monseñor Rouco Varela, Cardenal Arzobispo de Madrid. Ninguno de nosotros habíamos podido imaginar antes lo que pudimos ver ya allí. A falta de dos días para la llegada del Santo Padre había ya más de un millón de personas sentadas esa tarde en la Castellana. ¡Fue algo impresionante!

Ya en el día 17, tras la catequesis, la Eucaristía y la comida, nos dirigimos al Retiro donde se celebraba la fiesta del Perdón, entre un clima de recogimiento y de alegría. Allí pudimos ver todo tipo de cosas pero quizás la que más me impresionó fue ver a gente y sobre todo a sacerdotes llorando cuando salían de realizar confesiones o mientras las estaban realizando. Pero para qué vamos a negarlo, mientras realizábamos todo esto, teníamos la cabeza puesta en el día 18 y la llegada del Santo Padre. Ya en la noche del día 17 se podía respirar la expectación que despertaba la llegada de Benedicto XVI al día siguiente.

El día 18 se producía alrededor de las 12:00 del mediodía la llegada del Papa y con él un gran sentimiento de júbilo y de alegría entre todos y cada uno de los peregrinos llegados desde cada uno de los puntos del mundo. Por la tarde se producía el acto de Bienvenida en Cibeles y la recepción en la Puerta de Alcalá. Era impresionante ver como la calle Alcalá estaba llena de gente dando lugar a una marea humana que empezaba en Serrano y que terminaba en la mismísima plaza de Cibeles. Los momentos previos eran momentos de muchos nervios contrastados con la alegría con la que nos animaba el speaker y con los bailes que durante más de dos horas todos realizamos. Lo peor de toda esa tarde fue el gran calor que nos azotó. Pero la espera mereció la pena al ver llegar a apenas 50 metros de nosotros al Papa acompañado de autoridades como el Alcalde de Madrid o la Presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre. Era increíble ver a tanta gente gritando y dando saltos coreando Benedicto XVI o el ya famoso grito de “Esta es la juventud del Papa”. Ya en el acto, pudimos ver a un Papa de verdad impresionado ante tanta gente y verdaderamente cariñoso con todos los que estábamos allí, algo que sin duda fue muy gratificante para todos nosotros.

El día 19 tuvo su momento clave en el Vía Crucis de por la tarde. Unos pocos peregrinos de Toledo tuvimos la suerte de poder presenciarlo en la misma plaza de Cibeles y a tan sólo unos metros de donde estaba el Santo Padre. Como en días anteriores, el calor era la tónica predominante de aquella tarde. El Vía Crucis fue algo espectacular. El nivel de recogimiento y de oración que se consiguió en toda la Castellana sólo es posible gracias al que nos había convocado allí, Jesucristo. Fue impresionante poder ver desfilar después a la Virgen de Regla junto a la Legión y su conocido Cristo de Mena, es algo que posiblemente se volverá a repetir y por ello todos los que estábamos allí nos debemos sentir muy afortunados por haberlo vivido. También cabe destacar el comportamiento de los peregrinos extranjeros al ver cómo vivimos los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús. Hay que decir que la mayoría de ellos quedaron impresionados ante tal derroche de fervor por parte de las Hermandades y Cofradías participantes.

Ya en el día 20 por la mañana pusimos rumbo hacia el aeródromo de Cuatrovientos donde nos esperaba el acto central y más importante de toda la JMJ, la Vigilia de Oración y la posterior Eucaristía del Domingo por la mañana. El Papa llegaría alrededor de las 8 de la tarde mientras que los peregrinos toledanos nos encontrábamos allí ya desde las 11 de la mañana. Allí, como es normal, fue donde se acentuaron aún más los problemas producidos por desnutriciones y golpes de calor. La Vigilia de Oración comenzó a las 8:30 de la tarde y parece que con la llegada del Papa, después de un día muy caluroso, llegó la lluvia media hora después. Personalmente, fue uno de los momentos o el momento más espectacular de toda la Jornada Mundial. Nos mojamos ante el intenso chaparrón, pero supimos responder a la lluvia como habíamos respondido a todas las inclemencias que sufrimos, con alegría y apoyándonos los unos en los otros. Veías a gente bajos los sacos, bajo las esterillas o bajo las banderas pero cantando y mostrando su alegría edificada en Cristo. Y como dijo Benedicto XVI: “Nuestra fe es mucho más grande que cualquier tormenta”. También los toledanos nos pudimos sentir un poco protagonistas del acto al ver en el altar la custodia de Toledo en la que se expuso el Santísimo. Esa noche quedó claro que la juventud cristiana lucha siempre contra viento y marea.

La noche fue larga, pero creo que la mayoría de los que estábamos allí dormimos igual que bebés, ya que el cansancio acumulado no nos dejaba actuar de otra manera. Ya el domingo por la mañana vivimos la Eucaristía con el Papa, el momento central de la JMJ y por el que se nos había convocado. Allí el Papa nos envió al mundo para dar testimonio de nuestra alegría y de nuestra fe. Por ello y desde este medio de comunicación local os animo a que os unáis a la Pastoral Juvenil de Yébenes porque esto merece la pena. La JMJ es una experiencia que te cambia la vida y que merece la pena. No dudéis y no tengáis miedo al qué dirán o al qué pensarán, nuestra fe también está por encima de cualquier comentario y de cualquier acción contra nosotros. Jesús es el camino, la verdad y la vida, en Él reside la alegría plena y la verdadera felicidad.

Desde aquí y en nombre de todos los jóvenes del pueblo quiero dar las gracias a todas las personas y empresas que han ayudado a la parroquia en las necesidades que han surgido al albergar a todos los peregrinos que estuvieron en el pueblo, porque ellos han sido también partícipes y una parte muy importante de esta JMJ. Un saludo

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