Ana Díaz Perela es una joven que desde principios de
Junio de este mismo año ha puesto en marcha un proyecto que había tenido en
mente ya desde que hacía su carrera universitaria: abrir su propio centro de
Fisioterapia, lo cual ha hecho con muchísima ilusión.
Ana es madrileña y estudió Fisioterapia en la Universidad Pontificia
de Comillas en Madrid. “Es mi vocación
desde que soy pequeña, siempre me ha encantado todo lo relacionado con el
cuerpo humano y su funcionamiento, el trato directo con las personas y qué
mejor forma de ayudar a la gente a mejorar su calidad de vida que realizando
fisioterapia (utilizando elementos naturales, movimientos corporales y
ejercicios físicos).”
Al preguntarle por su experiencia nos comenta que “he realizado diversos cursos de formación en radiodiagnóstico, terapias manuales en
todas las estructuras corporales, drenaje linfático, articulación
temporo-mandibular, tratamiento del dolor miofascial, curso avanzado en punción
seca y un máster de experto en fisioterapia deportiva. Además, afortunadamente
mi centro universitario contaba con unas prácticas muy completas en los
hospitales más importantes de Madrid, en centros de atención primaria, en el
club de Baloncesto del Estudiantes y en diversas clínicas privadas, hecho a
través del cual pude acceder recién terminada la carrera a trabajar en el
Hospital Clínica La Luz, en una clínica de mutuas, en otra clínica de
tratamiento particular y en dos residencias de ancianos.
Desde que instalé mi residencia en Los Yébenes
trabajo en la residencia de ancianos del pueblo y en la residencia de Urda
compaginándolo con mi nuevo proyecto.”
Ana nos comenta que “no es nada fácil emprender un negocio pues
se necesita tener mucha seguridad en un mismo y además nunca sabes si saldrá
bien o mal, pero he tenido la suerte de contar con el apoyo de mi marido y mi
familia, a quienes tengo que dar las gracias por su ayuda económica, su
trabajo, su paciencia y su ilusión por verme trabajar en lo que me gusta. No he
recibido ningún tipo de ayuda por parte de la administración pública, todo han
sido problemas, trámites burocráticos innecesarios, muchas trabas absurdas por
parte de Sanidad…pero por fin todo ha salido bien y mis ganas de trabajar son
más fuertes!”
En “Fisioan” los pacientes pueden encontrar una clínica de
fisioterapia que se basa en el tratamiento particular y personalizado. El
protocolo de actuación se basa en la evaluación, diagnóstico minucioso y
tratamiento particular y prácticamente en su totalidad es manual (cuando se
considera oportuno se combina con electroterapia).
Se realizan masaje terapeútico, estiramientos, rehabilitación en
general (rodilla, tobillo, pie, mano, muñeca, codo y hombro), vendaje
neuromuscular y vendaje funcional, punción seca, tratamiento del dolor
miofascial, drenaje linfático manual, tratamiento de ATM… en general todo tipo
de patologías.
Respecto a la acogida que ha tenido “Fisioan” en nuestro pueblo, Ana
se muestra muy contenta pues ha tenido clientela desde el primer día sin ni
siquiera hacer publicidad, “el boca a
boca es fundamental porque a la gente le gusta tener referencias y como desde
que me vine a vivir aquí he estado trabajando haciendo tratamientos a
domicilio, he contado desde el principio de mi apertura con la confianza de “mi
gente”. Vienen todo tipo de pacientes, pero sobre todo gente joven y de mediana
edad.
Preguntamos a Ana cuáles son las
mayores dolencias de los pacientes, a lo que nos responde que “fundamentalmente se quejan de dolores
articulares y de espalda. El estrés, el trabajo, las malas posturas y la
sobrecarga emocional nos pasan factura tanto a nivel psicosocial como a nivel
muscular y cuando ese cúmulo de tensiones y desequilibrios no se trata, nos puede desencadenar una serie de patologías
y problemas más difíciles de mejorar a corto plazo”
Al pedirle que nos diga qué considera más difícil de su trabajo, nos
dice que “cuando te gusta y disfrutas con
tu trabajo, las dificultades son mínimas aunque sí es verdad que cada paciente
es un mundo y las personas reaccionan ante los tratamientos de distinta forma y
en algunas ocasiones te vas a la cama pensando qué puedes estar haciendo mal
cuando alguien no mejora como debiera y qué alternativa puedes utilizar, en ese
aspecto es difícil desconectar”
En cuanto a lo más satisfactorio, no duda en decir que “es ver
a la gente feliz porque se ha curado. Es un orgullo cuando los pacientes me
dicen que les he cambiado la vida desde que les trato, que se encuentran mejor,
y sobre todo cuando te dan las gracias. Hubo un estudio hace poco realizado por
la Universidad de Chicago en el cual incluía la fisioterapia como la tercera
profesión más feliz del mundo: ¡¡¡estoy totalmente de acuerdo!!!”
Al preguntarle por los proyectos que pueda tener en mente, Ana
responde que “mi prioridad en este
momento es trabajar duro en la clínica y tener satisfechos a mis pacientes.
Tengo en mente realizar otro máster de especialización y en función de cómo
vayan sucediendo los acontecimientos, en un futuro poder contratar a más
fisioterapeutas y ampliar mi negocio. Pero por ahora no me puedo quejar que en estos
duros momentos de crisis que estamos pasando, haya tenido la oportunidad de ver
realizado mi sueño”
No cabe duda de que Ana está ilusionada con su
trabajo y de que pone toda la carne en el asador para atender a sus clientes
como merecen.
Desde
“La Glorieta” queremos agradecerle la atención que nos ha prestado y desearle
todo lo mejor en su negocio, al mismo tiempo que nos ponemos a su entera
disposición para todo aquello que necesite.
LA GLORIETA
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