A LA MUJER QUE ME DIO LA VIDA
Como una flor pierde día a día
los pétalos que van cayendo,
miro fijamente tu rostro
que se va desvaneciendo,
tus ojos, sin brillo alguno
¡cómo van entristeciendo!
Dedícame una sonrisa
mientras contigo paseo
y acaríciame las manos
entrelazándome el cabello,
abrazándome tan fuerte
que se estremezca mi cuerpo.
Recuerdos invaden mi mente
cuando yo, de niña, jugaba,
tú, observando mis movimientos
a mi vera siempre estabas,
regalándome sonrisas
mientras mis mejillas besabas.
Sonríe, madre, a la vida,
aunque sé que cueste hacerlo,
que siempre estaré a tu lado
recorriendo contigo el sendero
y no me cansaré de decirte
lo mucho que yo te quiero.
Tanto luchaste y aún luchas
que todo te lo debo a ti,
educación, amor y cariño
junto a estas ganas de vivir,
el entorno que me rodea:
¡todo lo que me hace feliz!
Madre, madre mía querida,
no sólo me basta quererte,
quiero ayudarte a vivir,
poder en mis brazos envolverte,
mirarte a los ojos y decir
lo orgullosa que estoy de tenerte.
Mi corazón te lo regalo,
mi alma por ti pongo en venta
y afirmo, madre de mi vida
que no encontrarás quien te quiera
más que te estoy yo amando
y te amaré la vida entera.
Ana B. Lozano Dueñas
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